Nace San Antonio de Padua o de Lisboa, el 15 de agosto
de 1195 y muere el 13 de junio de 1231. Fraile, predicador y teólogo portugués,
cuyo nombre originario fue Fernando Martinm de Bulhoes e Taveira.
Entre sus atributos están, el niño Jesús, la biblia,
el pan, la mula y la custodia, y es el Patrono de las cosas perdidas, olvidadas
o alejadas.
Primero se santificó a los monjes agustinos en
Coimbra. Pero, luego se consagró, a
fraile Franciscano. Sus inicios estuvieron entre Portugal, Italia y
Francia. Tuvo la oportunidad de conocer en persona a San Francisco de Asís en
el capítulo general de Asís y desde ese momento se convirtió por orden del
Santo en predicador.
En Forli, Italia, (fundada en 188 A.C) y, en el año 1222 puso a
prueba no solo sus conocimientos sino además su capacidad de predicador, y el
compromiso de hacerlo para, enseñar
teología a los frailes.
Su verbo era encendido y convincente, ya que debía
luchar no solo contra la herejía sino también contra la avaricia y la usura, y fue tanta la
multitud que acudía a escucharle sus prédicas, que hubo de hacerlo al aire
libre.
En contraposición a sus extraordinarios dones intelectuales
y espirituales, Antonio era un hombre callado que nunca hablaba de sí mismo, y,
a pesar de su juventud era de contextura débil y enfermiza. Empero, hacía
frecuentes ayunos que mermaron su salud. Enviado por los superiores a Romagna
para convertir a los herejes que abundaban en el norte de Italia, pronto se dio
a conocer como un gran predicador que poseía: ciencia, elocuencia, un gran
poder de persuasión y una voz sonora que llegaba lejos.
El Papa Gregorio IX tenía por el hermano Antonio una
elevada opinión, llamándolo en una oportunidad “EL ARCA DE LOS TESTAMENTOS” murió
antes de cumplir 31 años de edad, en PADUA, fue canonizado antes de cumplir 1
año de su muerte.
En 1946, el Papa PIO XII declaró a San Antonio “Doctor
de la Iglesia”.
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